5. José Rodrigo Castelazo Piña (2)

Rodrigo Castelazo quedó viudo a los 49 años, a cargo de ocho hijos de entre 8 y 22 años de edad. Supongo que la hija mayor, Francisca, se vio en la necesidad de tomar un papel activo en el cuidado de la casa y de sus hermanos, aunque los otros hermanos mayores, Ignacio, de 20, y Manuel, de 17, también tenían edad suficiente para ayudar en los apuros a los que se enfrenta una familia que pierda a la madre.

Josefa murió en Huasca, Hgo., cuando Rodrigo ya trabajaba en las minas de Real del Monte, propiedad del III Conde de Regla, Don Pedro José María Romero de Terreros y Rodríguez de Pedrozo.

Los nombres de los tres Condes de Regla son muy largos y similares por lo que hago un breve paréntesis para aclarar quién es quién. Estos nombres se vuelven muy complicados por la costumbre de las familias nobles de utilizar los dos apellidos de los padres y alargar los suyos cada vez más en cada generación, algunas veces en un orden y otras veces en otro. Aquí utilizaré el estilo que se emplea en la página Geneanet de Sanchíz y Gayol.

El Primer Conde de Regla nació el 29 de junio de 1710 en Cortegana, Huelva, España, hijo de José Felipe Romero Vázquez y Ana Gómez de Terreros Ochoa-Castilla. Su nombre se escribe generalmente Pedro Romero de Terreros Ochoa y Castilla. Fue nombrado Conde de Regla el 7 de diciembre de 1768.

El Segundo Conde de Regla nació el 30 de agosto de 1761 en Pachuca, Hidalgo, México, hijo del matrimonio del Primer Conde de Regla con Maria Antonia Trebuesto Dávalos. Su nombre se escribe normalmente Pedro Ramón Romero de Terreros Trebuesto y Dávalos.

El Tercer Conde de Regla nació el 1° de noviembre de 1788 en la Ciudad de México, hijo del matrimonio del Segundo Conde de Regla con María Josefa Rodríguez de Pedrozo Cótera. Su nombre se escribe generalmente como Pedro José Romero de Terreros Rodríguez de Pedrozo. Sin embargo, en su libro sobre la riqueza de la veta vizcaína, Rodrigo Castelazo lo cita como "Pedro Josef Rodríguez Sáenz de Pedrozo Romero de Terreros Trebuesto y Dávalos".

Cerrado el paréntesis sobre los Condes de Regla, regresamos a la historia de nuestro célebre ancestro. Como era común en aquella época, Rodrigo no esperó mucho para buscar una nueva pareja y el 13 de abril de 1817, unos meses antes de cumplir 50 años, contrae nupcias en la Catedral Metropolitana con María Rita Díaz Sustaeta, una doncella de 20 años, originaria de la Ciudad de México.

Su primer hijo, Agustín, nace en San Miguel Regla en 1819 y el segundo, Juan Bautista, en Real del Monte, en 1820. En este año, Rodrigo Castelazo publica su informe sobre la situación de la Veta Vizcaína, que permanece hasta nuestros días como una de las obras de referencia obligadas en la historia de la minería en México. Uno de las copias originales de este texto está en el catálogo de la Biblioteca Nacional, en la UNAM, pero cuando lo fui a buscar me informaron que había sido sustraído, es decir, alguien se lo robó. ¿Sería algún Castelazo? Espero que no. Otra de las copias originales la encontré en el catálogo de la Universidad de Texas en Austin pero no hubo necesidad de ir tan lejos pues el texto completo se puede bajar de una página en la Universidad de Yale, de donde he copiado la portada como testimonio de la autoría de Don Rodrigo.
Portada de la obra publicada por Rodrigo Castelazo sobre la riqueza de las minas de Real del Monte


Las minas ciertamente no tenían ya la riqueza que hizo al primer Conde de Regla, abuelo del patrón de Rodrigo, uno de los hombres más ricos del mundo. Habían ido en decadencia por no contar sus dueños con la tecnología necesaria para desaguar los tiros, cada vez más inundados. Se había tomado la decisión de enajenarlas y era necesario documentar su extensión, condiciones, infraestructura disponible, así como la modesta producción que aún se lograba, con el fin de buscar inversionistas interesados. En la portada se lee que Rodrigo Castelazo era el Administrador general de estas "negociaciones", como le llamaban a la compañía dueña de las minas. 

Poco después, Rodrigo y Rita se mudan a la Ciudad de México y en 1822, ya en pleno México independiente, tienen ahí a su tercer hijo, José RamónPara estas fechas, los representantes del Conde de Regla estaban negociando con inversionistas ingleses la renta de las minas, y sus esfuerzos concluyeron exitosamente en 1824, cuando se firmaron los acuerdos con la Compañía de Caballeros Aventureros de las Minas de Pachuca y Real del Monte, gracias a los cuales llegaron a esa zona los primeros inmigrantes ingleses. Ese mismo año nace en Real del Monte Pedro, el cuarto hijo de la familia Castelazo Díaz.
 
Las minas no fueron vendidas pues en aquella época estaba prohibida la venta de minas a extranjeros. Lo que se acordaba era el derecho de explotarlas a cambio de una renta fija anual más un porcentaje de las ganancias que obtuviera la compañía "aviadora", como se le denominaba a la empresa que tomaba a su cargo la dirección de los trabajos. A partir de 1824, el Conde de Regla nombró a Rodrigo Castelazo como su representante para supervisar las operaciones de la compañía inglesa, pues era necesario asegurar que se reportara fielmente el monto de la producción y se pagara la comisión proporcional a ésta.

Desconocemos el motivo por el que la familia pasó unos años en México, justo durante la consumación de la independencia, pero su regreso a Real del Monte podríamos suponer que estuvo relacionado con la reanudación de los trabajos en las minas, dada su experiencia en la anterior administración, que seguramente sería considerada de gran valor para los nuevos propietarios. 

No he encontrado el acta de nacimiento de José Antonio, el quinto hijo, pero su acta de defunción registra que murió en Huasca en 1848 a los 24 años, por lo que debió nacer en 1824. En la misma página donde aparece el registro parroquial de su defunción se encuentra por coincidencia el deceso de su medio hermano Luis, que había fallecido trece días antes. El quinto hijo, José Ramón Roque, nació en la Ciudad de México en 1827. Rodrigo a la sazón era diputado estatal en el Estado de México, que en esa época comprendía los actuales estados de México, Hidalgo y Morelos, y tenía su capital en Tlalpan.

En ese año se reporta una importante intervención de Rodrigo Castelazo para resolver una huelga en las minas de Real del Monte, ocasionada por la reticencia de la compañía inglesa a pagar el "partido" o comisión por mineral extraído, al que estaban acostumbrados los mineros. Rodrigo logra el acuerdo gracias a sus buenas relaciones con los mineros, que lo conocían muy bien, pero además con el gobernador del estado Lorenzo de Zavala y con el administrador de la compañía inglesa Charles Tindal.

Rodrigo Castelazo fue diputado por el Estado de México al III Congreso Constituyente de 1829 a 1830, cuando fue compañero de delegación de Andrés Quintana Roo.  Posteriormente fue diputado por el Estado de México al V Congreso Constitucional, de 1833 a 1834. En la delegación del Estado de México a esa legislatura se encontraban también Andrés Quintana Roo, Juan Álvarez y Pedro María Anaya. Este último fue presidente de México en dos ocasiones y fue el famoso defensor del Convento de Churubusco en la guerra contra los EE.UU., que le contestó a Winfield Scott cuando éste le pidió el parque después de derrotarlo: "si hubiera parque no estaría usted aquí". Juan Álvarez fue un destacado militar y político, que ocupó la presidencia de México en 1855 al derrotar al dictador Antonio López de Santa Ana. Fue el último presidente del país que nació en el siglo XVIII y el último que combatió en la guerra de independencia. Quintana Roo por supuesto fue uno de los próceres e intelectuales de la independencia, colaborador de Morelos, esposo de Leona Vicario y Presidente de la Cámara de Diputados de 1831 a 1832, entre muchos otros logros en su vida. Sus restos, junto con los de su esposa, descansan en la Columna de la Independencia. La delegación del Estado de México al V Congreso Constitucional estaba compuesta por 16 miembros y suponemos que Rodrigo Castelazo tuvo oportunidad de conocer bien a estos grandes hombres.

En otras ocasiones tendremos oportunidad de comentar lo que sabemos de otros parientes Castelazo  que han sido electos a la Cámara de Diputados: 1867-1869, Ismael Castelazo (suplente) y Manuel Castelazo; 1908-1912, Eduardo Castelazo; 1912-1913, Manuel Castelazo Fuentes; 1958-1961, María Luisa Martínez de Castelazo (suplente); 1994-1997, José Rafael Castelazo y de los Ángeles (solicitó licencia el 8 de abril de 1997 para ocupar el cargo de Embajador de México en Costa Rica). En el libro "Los Diputados de la Nación" de Manuel González Oropeza, se presenta una lista de todos los diputados desde el Primer Congreso Constituyente, en 1821, hasta la XXVII Legislatura, de 1917. La lista histórica de diputados por legislatura también se puede consultar en el sitio de la Cámara de Diputados

Los últimos años de Rodrigo Castelazo transcurren en Huasca, donde todavía tiene un sexto hijo con Rita Díaz, Margarito, que nace el 19 de julio de 1836, cuando Rita tenía 39 años y Rodrigo 69. Desafortunadamente Margarito muere cuatro días después de "alferecía", como le llamaban en aquella época a las convulsiones febriles.

Los lugares y fechas de bautismo de los seis hijos de Rodrigo Castelazo y María Rita Díaz se presentan a continuación, incluyendo los vínculos a las respectivas actas de donde se obtienen los datos.

José Antonio, Huasca, 1824. (acta de defunción)



José Rodrigo Castelazo Piña murió de pulmonía en Huasca, el 25 de enero de 1840, poco después de cumplir 72 años, y fue enterrado en el Campo Santo Parroquial de Huasca.

Comentarios

  1. Me encanta tu forma de redactar los datos frios, por cierto, ayer fuí a Huasca a buscar la tumba de nuestro ancestro, pero solo hay un panteón en Huasca , el municipal y la verdad es que es un desorden, muchisimas tumbas sin nombres, sin lápidas, no me gusta visitar panteones, pero este me pareció muy pobre, encontré tumbas mas antiguas de 1840 pero muy pocas.
    Saludos

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    1. Hola Paty. Hasta ahora voy revisando este blog después de muchos meses y me encuentro con tus amables comentarios. Qué pena lo de la tumba de Rodrigo. Yo tenía planeado ir con la familia a Huasca por estas fechas pero con esto del coronavirus se tendrá que quedar pendiente.

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